TEMA
9 CONTRIBUCIONES DE LA PSICOLOGIA SOCIAL AL ESTUDIO DE LA
AGRESION
LA AGRESIÓN. ALGUNAS CUESTIONES CONCEPTUALES
Se entiende por agresión cualquier
forma de conducta dirigida a dañar o injuriar a otro ser vivo que
está motivado a evitar tal trato. La falta de intención y de
previsión de consecuencias por partes de los más fuertes es lo que
hace que se considere una conducta no agresiva. Los intentos fallidos
de aterrorizar si serian casos de agresión.
La intención de hacer daño es el
elemento central de la definición de este tipo de comportamientos,
las investigaciones sugieren diferenciar 2 tipos de agresiones en
función de las dos metas más comunes perseguidas con este tipo de
comportamientos: agresión afectiva u hostil y
agresión instrumental. La primera se correspondería con
las acciones cuyo fin último es provocar en daño. La segunda, que
es la más frecuente, se caracteriza por ser una agresión dirigida a
conseguir algún objetivo o un fin que no es el daño en sí mismo.
La agresión afectiva se
considera impulsiva, dirigida por la ira y sin que previamente se
hayan anticipado consecuencias más allá de la propia venganza. Este
tipo de agresión suele ser reactiva. La agresión instrumental
se realiza tras anticipar consecuencias reforzantes o para evitar
castigos, se considera deliberada, racional y no guiada por la ira.
La agresión se puede caracterizar en
función de diferentes parámetros; por ejemplo, la modalidad de
respuesta (verbal o física), su visibilidad (abierta o encubierta),
el tipo de daño que produce (físico o psicológico), la frecuencia
con la que ocurre (puntual o repetida), la duración de sus
consecuencias (transitorias o duraderas) o los agentes implicados
(individual, interpersonal o grupos/colectivos).
Un término estrechamente relacionado
con el de agresión es el de violencia. Concretamente, se
plantea que la violencia consiste en infligir fuerza intensa a seres
vivos o propiedades con el propósito de destruirlos, castigarlos o
controlarlos, por tanto debe entenderse como un subtipo de
agresión.
SUPUESTOS BASICOS DEL ANALISIS PSICOSOCIAL DE LA AGRESION
Dos son los supuestos de los que parte
la Psicología Social en su estudio de la conducta agresiva. El
primero de ellos es que el comportamiento agresivo es un
comportamiento “normal”, que forma parte del repertorio de
conductas habituales de las personas.
Las modernas teorías que propugnan el
origen innato de la agresión son esenciales para
interpretar su valor adaptativo para el individuo y para la propia
especie. En este sentido, las tres perspectivas predominantes en su
estudio son la psicología evolucionista, la etología y la
sociobiologia.
Estas teorías, además, proponen
ciertos mecanismos innatos que participan en el proceso de agresión.
Dichos mecanismos proponen la existencia de una conexión
cerebral cólera-miedo.
Por otro lado, las teorías
del impulso y las teorías biológicas de la agresión
incorporan en sus explicaciones los mecanismos motivacionales
subyacentes a estos comportamientos. El primer tipo de teorías
señalan el motivo de hacer daño, y el segundo, el motivo de
satisfacción inmediata.
La perspectiva biológica ha propuesto
otras teorías, es el caso de la hipótesis de los
niveles de testosterona en sangre, según la cual la mayor
frecuencia de agresiones por parte de los hombres que de las mujeres
se podría explicar precisamente porque aquellos tienen niveles
superiores de esta hormona. Por otro lado, el segundo supuesto de la
Psicología Social en el estudio de la conducta agresiva afirma que
la cultura regula el uso de la agresión en las relaciones
interpersonales y sociales.
La importancia de la cultura en estos
comportamientos se pone de manifiesto en numerosas investigaciones.
Por ejemplo, el uso de la ironía se considera relativamente dañino
en España, Polonia y EEUU, y muy agresivo en Japón e Irán. Por el
contrario, el uso individual de la agresión para castigar a otros se
considera muy adecuado en Japón e Irán y resulta inaceptable en
España, polinia y EEUU.
Finalmente dentro de cada sociedad, la
cultura no es completamente homogénea sino que coexisten distintos
códigos o normas de violencia.
TEORIAS PSICOSOCIALES
TEORIA DEL APRENDIZAJE SOCIAL.
APRENDIZAJE VICARIO
Propone que la agresión, al igual que
el resto de las conductas del repertorio de comportamientos de las
personas, se adquiere, mantiene y desarrolla según los principios
del aprendizaje social.
El modelado permite a las personas
aprender observando como se comportan otros. Bandura, Ross y Ross
fueron pioneros en demostrar experimentalmente que el
comportamiento agresivo se adquiere por aprendizaje social.
El aprendizaje vicario o por
observación depende, además, de las características del modelo, de
forma que el grado en el que el modelo y el observador son
semejantes, la simpatía que despierta y estatus-poder que ostenta
favorecen la imitación de su conducta. La intensidad
o la cantidad de refuerzo que recibe el modelo alientan el
aprendizaje y su imitación. Por el contrario, las
conductas agresivas que no van seguidas de consecuencias o, incluso,
son castigadas, reducen la frecuencia de la agresión por parte del
observador, aunque no tanto como no haberlas observado.
TEORIA DE LA ESCALA DE VIOLENCIA
Es la dinámica que se genera cuando,
una vez que se inician acciones agresivas o violentas, la parte
afectada tiende a responder con violencia. La
evidencia confirma que esta pauta de relación lleva a un intercambio
de agresiones sucesivas que tienden a aumentar en frecuencia e
intensidad.
La escalada de
violencia puede iniciarse bien a partir de una agresión aislada que
es seguida de una respuesta agresiva de mayor intensidad, y así
sucesivamente, o bien a partir de repetidas acciones de exclusión
social y de humillación hacia una de las partes, que finalmente son
respondidas con una violencia de gran intensidad.
LA ESPIRAL DEL SILENCIO: LA AGRESION
PÚBLICA Y SILENCIOSAMENTE TOLERADA
Es el proceso por el que la no
intervención y el silencio de los observadores de agresiones o de
actos violentos son interpretados como una señal de conformidad,
de modo que lo que es solo opinión de una parte llega a ser
considerado como una manifestación de aceptación generalizada.
ANTECEDENTES DE LA AGRESION. EVIDENCIA EMPIRICA
FACTORES PROCEDENTES DEL ENTORNO
FISICO. ESTIMULOS FISICOS Y AMBIENTALES COMO ANTECEDENTES DE LA
AGRESION
Los antecedentes físicos y ambientales
relacionados con la agresión son de naturaleza aversiva. Entre
ellos, los más estudiados son el ruido, la temperatura ambiental
extrema, el hacinamiento (relación entre el nº de personas en
un lugar y el espacio) y el dolor. Son varios los aspectos que
tienen en común estos factores ambientales instigadores de agresión:
- No son sus características objetivas las que determinan su relación con la tendencia a agredir sino alguno de sus aspectos subjetivos.
- Los mecanismos propuestos para explicar las relaciones entre estos factores ambientales y la tendencia a agredir son similares.
Respecto al ruido se ha
encontrado que:
- Es la imposibilidad de predecirlo y la falta de control sobre él lo que resulta más estresante (gritos golpes etc. etc.)
- El ruido continuado tiene un efecto acumulativo que mina la tolerancia a la frustración, lo que a su vez se relaciona con la tendencia a reaccionar de forma agresiva.
Si tenemos en cuenta el hacinamiento:
- Se comprueba que no es la densidad, sino la experiencia subjetiva displacentera asociado a la densidad, la variable que se asocia a la tendencia a agredir verbal o físicamente.
- Los resultados también sugieren que el hacinamiento afecta más a los hombres que a las mujeres
Respecto a la temperatura, la
teoría de la ley térmica de la delincuencia predice una relación
lineal entre temperatura y agresión.
- El estudio transcultural evidencio una tendencia curvilínea en la relación entre el clima y la violencia
- Los estudios de laboratorio con experimentos de agresión real muestran una relación no lineal. Los mayores niveles de agresión se producían en condiciones moderadas de afecto negativo. Cuando el afecto es escasamente aversivo o extremadamente aversivo, la tendencia a agredir disminuye.
Respecto al dolor (físico o moral),
los resultados más destacados indican que:
- El dolor no solo se relaciona con la conducta agresiva sino que, cuando se tiene la oportunidad de dañar, genera un mayor deseo de hacer daño incluso a aquellos que no son causantes directos del dolor.
- El dolor provoca emociones negativas asociadas a la agresión, como la irritabilidad y cólera. Además, estas emociones son mayores cuando se anticipa a la persona que va a ser sometida a una experiencia dolorosa.
ANTECEDENTES MOTIVO-EMOCIONALES
La frustración como antecedente de
la agresión
La hipótesis de la
frustración-agresión, según autores, cualquier estímulo o
acontecimiento que obstaculiza o bloquea la consecución de una meta
genera frustración y esta frustración desencadenara inevitablemente
una reacción agresiva.
Posteriormente, se sugiere que la
frustración afecta a la agresión a través de la activación o
arousal que provoca. En su segunda revisión, incorpora el afecto
negativo como otro mecanismo por el que indirectamente la frustración
puede desencadenar agresión.
Las emociones como antecedentes de
la agresión
El modelo de cálculo emocional de la
agresión, este mecanismo seria la conexión cerebral cólera-miedo.
Según el modelo, la primera emoción estaría unida al ataque
ofensivo y la segunda al ataque defensivo.
La propuesta original sugiere que la
acción de este mecanismo se ve modulada por procesos cognitivos de
distinto tipo que determinarán la manifestación de conductas
agresivas o de huida.
Numerosos estudios han puesto de
manifiesto que la cólera está estrechamente vinculada a la
agresión afectiva o reactiva, ya que incide sobre alguno de
los factores instigadores de la agresión. La cólera (o la ira) es
una emoción intensa que se caracteriza por el deseo o la motivación
para dañar y que puede instigar la agresión.
En términos generales se sugiere que,
al igual que hay ciertas emociones que facilitan la agresión,
existen otras, como la empatía, que inhiben la conducta agresiva.
Concretamente, Feshbach, plantea que observar las señales de
malestar de victimas de agresión provoca malestar emocional empático
en el observador, lo que a su vez, inhibirá las posteriores
respuestas agresivas y facilitara las conductas de ayuda hacia otras
víctimas.
ANTECEDENTES SOCIO-MOTIVACIONALES
Ataque interpersonal
Es el instigador más potente de la
agresión. Incluye una diversidad de estímulos que provienen de
otras personas en forma de insultos, menosprecio y otras formas de
agresión verbal y física. La agresión no es una simple
reacción fruto de una secuencia estímulo-respuesta
(ataque-agresión) sino que en todos los casos pone de manifiesto la
presencia de variables intermedias y moduladoras de tal relación.
La exclusión social
Se refiere a la negación de derechos
sociales y de oportunidades fundamentales. La exclusión constituye
un conjunto de procesos sociales, tales como el ostracismo (exclusión
total de una persona en sociedad, rechazo social), la marginación,
el rechazo, la descalificación, la denigración, la estigmatización
e incluso actos de violencia, y de situaciones que resultan de estos
procesos.
Hay tres contextos públicos en los que
la exclusión adquiere dimensiones propias: el contexto laboral
(mobbing), el contexto escolar (bulling) y la que ejerce la sociedad
en su conjunto.
Primero la exclusión solo es posible
en virtud de la participación del resto de los miembros integrados
de la comunidad. Segundo, la naturaleza social de la agresión se
pone de manifiesto cuando se observa que la situación de exclusión
de las victimas genera respuestas de evitación por parte del resto
de los miembros de la comunidad. El temor a convertirse, a su vez, en
victimas de ostracismo alienta en ellos respuestas y/o pasivas de
rechazo y devaluación.
Por otra parte, la exclusión se ha
relacionado con los conflictos gestionados de forma destructiva y con
las agresiones extremas. Los estudios analizan los antecedentes que
precedieron a asesinatos masivos cometidos en distintos centros
escolares. Esta situación de exclusión había generado en los
agresores sentimientos duraderos de humillación e injusticia que
habían sido definidos en el deseo de vengarse y de acabar con sus
propias vidas.
La violación de normas
Las normas tienen una cualidad moral
prescriptiva. Su incumplimiento suscita un deseo de reparación de
tal injusticia. Se ha propuesto que las normas cumplen varias
funciones para los miembros del grupo o la comunidad. La primera es
crear unas condiciones predecibles y controlables que les permitan
cooperar entre si en lugar de luchar y competir. Una segunda función
es al de describir la realidad aportando información acerca de cómo
deben ser las cosas, de lo que es aceptado y no aceptado, de lo que
será castigado o premiado y como.
La evidencia empírica confirma que la
violación de normas genera sentimiento de ira, agresión y deseos de
reparación de la injusticia. No obstante, la vulneración de una
norma y la consecuente percepción de injusticia no provocaran
reacciones agresivas si se juzga que tal infracción está
justificada.
MECANISMOS IMPLICADOS EN EL PROCESO DE AGRESION
LA ACTIVACION COMO INTENSIFICADOR DE
LA AGRESION AFECTIVA
La frustración, el ruido, el
hacinamiento y otros, aportan activación o energía para la acción
y que, en este estado de activación, la conducta resultante será
agresiva solo si la persona esta predispuesta a actuar de esta forma
frente a otras alternativas de conducta.
El estudio de Chrity confirma el
efecto de la activación en la conducta agresiva, ya que no se
encontraron diferencias entre los grupos que al competir resultaron
vencedores o vencidos, sino que entre los que tuvieron que competir y
los que no compitieron. Es decir, el mecanismo diferencial fue la
simple activación derivada de la competición.
TRANSFERENCIA DE LA ACTIVACION Y
COLERA
La expresión transferencia de la
excitación, aplicado a la agresión, sugiere que la energía
producida por un estimulo inicialmente irrelevante para la agresión
puede añadirse al aruosal elicitado por otro estimulo, próximo en
el tiempo, que si es relevante para la agresión. Es decir, la
tendencia a vengarse era mayor cuanto más fuerte había sido la
provocación. Además, el tiempo de demora de la venganza debía
ser tal que la excitación no se hubiera extinguido.
COGNICION Y EMOCION EN LA
TRANSFERENCIA DE EXCITACIÓN
El etiquetaje cognitivo
El estudio de los mecanismos cognitivos
y emocionales sugieren que ante una provocación que desencadena
enojo o ira en la persona, ante una segunda fuente de excitación, la
transferencia se producirá solo si los mecanismos cognitivos y/o
emocionales confirman la pertenencia de esta conducta o, dicho de
otra forma, si las cogniciones que acompañan a tal activación son
relevantes para la agresión. La teoría del etiquetaje cognitivo
sugiere que ante un estado de activación serán las cogniciones
disponibles las que etiquetaran la emoción como relevante para la
agresión o no. En estas condiciones, si la persona atribuye la
excitación a la provocación, la activación será etiquetada como
cólera. Si la persona atribuye la excitación a una causa no
relevante para la agresión, será menos probable que la excitación
se etiquete como cólera.
La cólera en la transferencia de
excitación
Algunos autores plantean que la
propia emoción de cólera actúa como fuente de información que
guía el procesamiento cognitivo de la información.
Por último, algunos autores consideran
la cólera como una respuesta emocional que se expresa física
cognitiva y comportamentalmente, y que todo ello se desencadena
por mecanismos puramente asociativos. Estos autores, por tanto,
consideran el efecto del condicionamiento clásico.
EL MOTIVO DE VENGANZA
Los pensamientos rumiativos y la idea
de vengarse van acompañados de una sobrecarga emocional que activa
los aspectos relevantes para la agresión. Este estado es el que hace
que la persona este orientada a conseguir el reconocimiento o la
compensación que “se merece”. Como consecuencia, la percepción
de lo ocurrido y el procesamiento de la información relacionada con
el conflicto se asocian al deseo de vengarse del provocador. El
motivo de venganza es la consecuencia de que el preceptor: 1)
experimente ira, 2) atribuya responsabilidad y/o intencionalidad al
provocador y 3) crea que el acto de venganza es posible y está
pendiente.
MECANISMOS COGNITIVO-MOTIVACIONALES
- CREENCIA EN UN MUNDO HOSTIL
- CREENCIA EN UN MUNDO JUSTO
- CREENCIAS NORMATIVAS O NORMAS SOCIALES
- ESQUEMAS PROCEDIMENTALES
- CONSIDERACION DE LAS CONSECUENCIAS FUTURAS
MECANSIMOS GRUPALES INSTIGADORES DE
LA AGRESION
Las relaciones entre grupos son, con
frecuencia, conflictivas. No obstante, está determinada por la
tendencia de ciertos grupos a considerar la agresión y la violencia
como una alternativa en sus interacciones cotidianas.
Dinámica intragrupales
de agresión
La agresión puede ejercerse entre los
miembros del propio grupo (agresión intragrupal) o bien en las
relaciones con otro u otros grupos (agresión intergrupal). Los
factores intragrupales relevantes para la agresión son, con
frecuencia, de dos tipos. Por un lado, los relacionados con la
adquisición de liderazgo. Y, por otro, aquellos que surgen cuando el
propio grupo o los lideres se sienten amenazados, bien por agentes
externos, bien por conflictos internos que amenazan la posición de
poder de los lideres ya establecidos.
Se ha constatado que el desarrollo de
grupos potencialmente hostiles y agresivos es más probable en
situaciones de crisis política, identitaria y social. En este tipo
de grupos, el recurso a la violencia hacia el exterior o la propia
autoinmolación parece ser consecuencia de las relaciones sociales
que se han ido generando y que, en un momento dado, llevan al líder
del grupo a decidir que la acción colectiva violenta, incluida la
autoinmolación, es deseable o inevitable. La ruptura con el
exterior, conseguida directamente mediante el aislamiento físico del
grupo, o mediante la ruptura de vínculos ajenos al grupo,
posibilitan el desarrollo de comunidades cerradas.
En estos casos, los grupos se organizan
de forma autocrática, con una fuerte estructura jerárquica en la
que los procesos de influencia social, tales como la presión hacia
la uniformidad, la obediencia a la autoridad, los procesos de
desvinculación dentro del grupo, la imitación y la sugestión y los
procesos de validación social actuaran como formas de presión
intragrupal para lograr mayor identificación, cohesión y
aceptación de las normas agresivas del grupo. La diferencia entre
unos grupos y otros es el grado en que llegan a incapacitar a sus
miembros para desarrollarse fuera del grupo o para establecer
relaciones intergrupales no destructivas.
Dinámicas
intergrupales de agresión
Desde la teoría realista del
conflicto se ha señalado que las relaciones entre grupos
marcadas por la competición del tipo “suma-cero”, por los
recursos valorados y escasos, desencadenan con mayor facilidad el
rechazo, la hostilidad y la discriminación intergrupal.
La teoría de la identidad social
predice que los mecanismos que sirven para producir cohesión
grupal pueden, en determinadas condiciones, actuar como instrumentos
de exclusión y agresión intergrupal. De esta forma, el favoritismo
endogrupal no solo se manifestaría en la tendencia a favorecer a los
miembros del propio grupo frente a los no miembros, sino que podría
desencadenar manifestaciones más agresivas de rechazo social hacia
los no miembros. La primera de estas tendencias puede ser
consecuencia de la simple categorización social; la segunda, de la
perdida de cohesión interna o de la percepción de amenaza a la
identidad social del propio grupo.
La teoría de la comparación social
algunas de las principales aportaciones desde esta perspectiva
consisten en haber señalado el papel que pueden tener los
sentimientos de ilegitimidad, injusticia y frustración en las
manifestaciones de violencia. Los procesos de comparación sirven
para predecir agresión societal cuando los miembros de una sociedad
experimentan un desequilibrio entre sus necesidades o expectativas de
metas y lo que consiguen. La agresión societal se manifiesta cuando
se desencadena frustración sistemática, descontento que produce ese
desequilibrio y puede llevar a la violencia sociopolítica. La
privación relativa son las revueltas sociales que surgen cuando los
miembros de una sociedad culpan al sistema político del desajuste
entre bienestar que habían esperado y el bienestar alcanzado. Son
los procesos de comparación los que están en la base del desarrollo
de una identidad social inadecuada.
FACTORES PSICOSOCIALES DE RIESGO
Con frecuencia, se identifica una
constelación de factores instigadores de agresión que confluyen
sobre una misma persona. Este tipo de situaciones somete a las
personas a experiencias vitales relevantes para la agresión,
pudiendo hablar de la existencia de auténticos factores
psicosociales de riesgo o síndromes de violencia.
Algunos de los factores que con mayor
frecuencia confluyen se derivan de las primeras experiencias con la
familia, por ejemplo, la incapacidad de los padres para desarrollar
vínculos afectivos seguros con sus hijos o la exposición a patrones
de socialización en la familia que carecen de autoridad, es decir,
que desarrollan un estilo frio y simultáneamente no demandante o
laxo. Es frecuente que los niños que conviven con la violencia
padezcan simultáneamente otras adversidades, como son pobreza,
malnutrición, hacinamiento, abuso de sustancias, falta de cuidados
médicos, desempleo de los padres, psicopatología familiar,
desorganización, inestabilidad familiar y ausencia de estimulación
cognitiva.
LA EXPERIENCIA DE
VIOLENCIA
La experiencia directa
de violencia
En primer lugar, por los efectos sobre
su desarrollo emocional y psicosocial. Estas experiencias inciden en
la manifestación de desórdenes conductuales y emocionales, y
afectan a su visión del mundo y de sí mismo, a sus ideas acerca del
significado y el propósito de la vida, a sus expectativas de
felicidad futura y a su desarrollo moral.
En segundo lugar, un ambiente violento,
sea en la propia familia, o el que se vive en la comunidad o barrio
del niño, compromete la capacidad de los padres para satisfacer las
necesidades de cuidado y apoyo, bien porque sean los propios padres
los agresores o víctimas, bien porque la violencia en la comunidad
les lleve a sentirse atemorizados e indefensos.
Los niños que han sido agredidos
físicamente por sus padres, asaltan y agreden más a los cuidadores
y a sus iguales que los niños abusados sexualmente o los niños
rechazados o no abusados.
La experiencia
indirecta de la violencia. La agresión observada en los medios de
comunicación.
Algunos estudios revelan que más
del 40% de los niños entre 6 y 10 años que se exponían con gran
frecuencia a la violencia televisada, 15 años después habían
delinquido o cometido actos violentos.
Existe cierto consenso por el que se
considera que los mass media no solo son producto de la vida social
que como tal reflejan la realidad, sino que actúan sobre ella,
promoviendo y difundiendo aspectos que regulan la vida de las
personas y sus visiones del mundo.
Es claro en este sentido, que el
modelado, la imitación y el aprendizaje operante son herramientas
útiles para explicar que la violencia presentada en los medios de
comunicación puede promover el aprendizaje de comportamientos
agresivos concretos y su puesta en práctica.Numerosos estudios han
puesto de manifiesto que estos efectos se reduciran sustancialmente
en función de la situación que rodea la exposición y en función
del marco cultural en que se produzcan. En definitiva, los medios de
comunicación pueden, en determinadas ocasiones, fomentar la
violencia y las normas, valores y actitudes que la sustentan. Por
otro lado, se ha puesto de manifiesto que esta forma de exponerse a
la violencia afectara en mayor medida si el contexto y las
características de la cultura promueven el uso de la violencia y la
imitación de las conductas presentadas.
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